Balance de fin de año
Desde que comienza un año, hasta el último día del último mes del año, “la gente está pendiente, de estas fechas, el fin de año y el comienzo del siguiente. Y esa circunstancia está inmersa en la cultura de los pueblos. Ni digo que sean las únicas fechas de las que pende la espera, si digo, que dentro de una misma cultura existen variantes a las que podríamos llamar “folclóricas” y es el comportamiento, la conducta, el ánimo de la gente que suele variar en este tiempo. La variación es pendular o multi-pendular.
Tal vez dependa del resultado del balance que puede observar al final de un balance sincero. Con superávit excelente, con negativo no trasladarlo a los amigos, a la familia ni a la religión que profesa. No empezar a mentir para justificarse, y menos mentirse a si mismo, repartiendo culpas a todos y todas autoexcluyéndose.
El resultado de ese balance no hace siquiera verse en papeles, se ven en rostros, en respuestas y conductas reprochables.
En ese balance, como números deben incluirse, en letras preguntas de como cuando y cuantas veces mentí, a mi familia, a mi socio o compañero de trabajo, a mi cliente y lo peor a mí mismo.
Nooo lo peor, cuantas veces le mentí a Dios, eso sí es lo peor. Poner en el balance, que las veces que le diste tu palabra a un amigo, para un trabajo de tu oficio, le dejaste esperando ocasionándole un perjuicio económico, o social o familiar. O sencillamente te comprometiste a visitar a un amigo, y lo dejaste esperando sin considerar que para esa visita el otro apartó un tiempo, preparó un espacio, tal vez un terere, unos bocaditos, y le dejaste esperando.
En mi lengua, mi cultura, Guaraní, la palabra tiene un valor. La palabra equivale al Honor del ser. Ku’imba’e, dueño de su palabra, porque soy mi palabra, si miento no soy.
Por eso y mucho mas, veo el fraude de muchos cristianos, que conocen el primer Nombre del Señor Jehová, que es –“Yo soy”- “Soy el que soy”- que en la traducción, no se translitera sino que en Guaraní expresa literal y taxativamente el pensamiento del Señor. Soy el que soy y soy el que dice. Che ha’e, ha che ha’e pe ha’éva.
Escribo esto pensando en muchos hermanos Cristianos que deben sopesar esto en sus balances, y ponerlos también en la cuenta que El Señor, va a revisar en el tribunal al que oportunamente seremos todos convocados.
Pidámosle Dios, no al año nuevo, que NO nos permita decir ni una mentira de aquí en adelante. Considerando que cuando mentimos a un prójimo, pecamos.
Es lo que creo, aunque sé que no estoy exento de pecado.
N.R.D